sábado, 25 de septiembre de 2010

¿Una lectura política o de espectáculos?

Estaba pensando en escribir sobre otra cosa que tal vez publique más adelante pero una nota como esta no se puede dejar pasar. Resulta que Carlos Reymundo Roberts publicó en La Nación una nota titulada: Una cumbre imperdible: Nestor y Diego, título que como verán está precedido por la frase “De no creer”. En ella leemos:

“Sólo ahora, después de metabolizar tan significativa cumbre, las paredes se dispusieron a contar lo que habían escuchado esa tarde, que puede ser calificada de histórica: los grandes temas del país y del mundo, y por cierto también del deporte, desfilaron por ese diálogo entre dos personalidades reconocidas por su desapasionada lectura de la realidad”

“Diego pensaba toparse con un Kirchner convaleciente después de la operación, y resulta que el anfitrión se mostró saludable y del mejor ánimo y, como siempre, ideológico, filoso, combativo. Es decir, el Néstor Kirchner que tanto le gusta a la gente.”

Sobre el biologismo en el tratamiento de la salud de Kirchner pueden leer la excelente nota de Wainfeld de hace unos días.  Me interesa marcar otros aspectos ¿Cómo hablará el periodista con las paredes de Olivos? Además de saber pasar toda la vigilancia hay que tener un don especial.además ¿A quien le puede causar gracia?. Segundo ¿Cómo tomar la expresión “desapasionada lectura de la realidad” referida a Kirchner  cuando al mismo tiempo lo califica como una persona “ideológica”? Si es una ironía innovadora del periodismo no le salió para nada bien: si es desapasionado, no puede ser ideológico al mismo tiempo. En resumen: es una ironía tan baja y burda que termina mal hecha, por lo que más que risa da pena. Además, la utilización peyorativa del concepto ideología me cansa, porque esta bien tener una ideología determinada, una determinada visión de las cosas y todos la tenemos aunque otros la quieran ocultar.

Pero lo peor de la nota y lo más gracioso es que parece que las paredes hablaron con el periodista pues la nota sigue con la trascripción completa de la “charla”. Entonces se ve que las paredes hablan bastante claro, pero tienen la exclusividad con el diario de Mitre (?). 

Debido a la extensión de la “charla” no la citaré en extensión, pero lo central es que según la nota la misma se dio como un diálogo de sordos, como por ejemplo:

“-Me lo imaginaba: estás preocupado por Boca. Yo, en cambio, estoy alarmado por Racing. Pero dejame decirte algo: en estos momentos creo que todos los argentinos tenemos que preocuparnos más por Papel Prensa, (…), por los empresarios que remarcan los precios(...) ¡Nos quieren sacar, Diego! ¿Me seguís?
-Sí, por supuesto. Y a mí me sacó Grondona..”
   Un diario que en teoría busca reflejar la realidad como LN ¿No tenía nada mejor que publicar que esta supuesta trascripción?¿ Esto No tendría que haber salido en la sección espectáculos? Entonces ¿Rial no se está perdiendo un gran columnista estrella? Como frutilla del postre es el final de la nota, cuando Roberts describe a un Maradona que se fue sin respuestas del encuentro y en duda con respecto a Kirchner, pues a la supuesta promesa de pelear para que vuelva a la selección “Diego no le creyó”. Yo tampoco creo lo que leí, como habrán notado, y tampoco me parece una crítica aguda sino un desperdicio de tinta y papel. La verdad es que cuando leo notas como esta recuerdo esa frase que decía “hay gente que tiene la vida fácil”…

viernes, 17 de septiembre de 2010

La serie “The prisoner” pensada desde Google


 
“there is no outside, there is only in” (two)
I’m not a number, I’m a free man’(six)

Tenía ganas de escribir alguna idea acerca de la miniserie the prisoner (remake de la serie homónima de 1967 que no ví, y que es parodiada por los simpson), pero como los comentarios de la trama en su mayoría y sus interpretaciones filosóficas/sociológicas fueron en gran medida hechas por Luis García Fanlo en su blog , me limitaré a señalar algún aspecto que acerca de los mismos. Por esto, y porque me interesa que el que lea esto, vea la serie voy a proponer más una suerte de guía de preguntas, de inquietudes, de ideas para pensar la serie que me tomé la libertad de elaborar a partir de un breve artículo sobre Google del New York Times. Igualmente, todo lo que dice el artículo no se aplica ciegamente a la serie, pero creo que es un buen ángulo para tocar temas que en ella tratan sin nombrarlos explícitamente.  En resumen: cuando haga citas sobre Google, intentaré que me sirvan para dejar alguna idea sobre la miniserie. No hay una identidad entre artículo y serie solo intento tocar algunos temas comunes a ambos, sin escribir lo que ya escribieron otros.

Antes de las preguntas, unas líneas acerca de un tópico de la serie, cuyo trailer pueden ver acá: los nombres-número de los habitantes de la aldea. Tomo el tema, porque además de ser de mi interés y  no estar desarrollado por García Fanlo en detalle, es un dato inicial de la serie: todos los habitantes del ¿lugar? donde llega Jim Caviezel son llamados con un número: Caviezel es el 6. ¿Qué implicancias tiene este reemplazo? Una clave para entenderlo está en la frase de 6 que es epígrafe de estas líneas: si 6 rechaza ser denominado por un número es porque busca mantener su individualidad, no “sujetarse” a la villa. Dicho de otra manera: el seis sabe que toda su vida estará entre el 5 y el 7, no puede proyectarse. Si no hay individuos, entendemos porque no hay un número 1 que representa, ya desde los griegos, el número de la unidad, en otras palabras la indivisión. La jerarquía más alta de la villa la tiene el número dos que es también un servidor público, interpretado por el gran Ian McKellen, quien tiene un hijo “numerado” como “11-12” (¿Por qué 2 números?...). En resumen: nadie tiene nada propio, todos son llamados como un número en beneficio de la comunidad. Entonces, dejemos abierto lo siguiente ¿en qué beneficiaría a una comunidad que sus habitantes perdieran todo lazo con su identidad y por consecuencia todo pro-yecto?....

Pasando al artículo sobre Google, titulado provocativamente “la tierra de google”, William Gibson plantea como google moldea nuestra relación con el mundo que está afuera de la pantalla y “hace que todo sea accesible a cualquiera y que cualquiera sea accesible al mundo” (trad mía como todas las que aparecen). El buscador entonces sería no solo como nuestras anteojeras para ver al mundo a la manera de la aplicación “Earth”, sino más bien como un nuestro mundo propiamente dicho. Google es una estructura central y evolutiva “no solo de la arquitectura del ciberespacio sino del mundo”. Google parece ordenar nuestras vidas: nuestros primeros 10 resultados en el buscador acerca de un tema, digitan nuestro comportamiento. Por esto mismo el CEO de Google propone que el buscador además de hacer lo que ya hace, tendría que sugerirnos el siguiente paso en nuestras acciones. Para ponerlo en palabras de la miniserie que me gusto tanto, no habría afuera de Google, solo adentro de él. Digo google como podría usar Internet en general, porque como vengo escribiendo, la acción en Internet es, hasta ahora, irreversible y todos seremos “prisioneros” (citando la expresión del artículo) de nuestras indiscreciones juveniles. ¿Seremos solo prisioneros en la aldea global? No lo creo, porque la red nos permite comunicarnos y trabajar, informarnos más que cualquier rey de la edad media. Hay que potenciar sus usos positivos que repito son muchos, y  no definir a las personas solamente por aquello que publican. Para cerrar, imaginemos a modo de experimento, que alguien pudiera erigirse en gobernante de esta aldea global,  ¿Cuál sería su primera medida de gobierno?..  

sábado, 11 de septiembre de 2010

La web 2.0 no perdona




Finalmente leí the web means the end of forgetting , y como me pareció  interesante acá van unos comentarios. El artículo, como ya había dicho, narra una serie de hechos que le ocurrieron a algunas personas por un mal uso de las redes sociales: a una chica la echaron por poner que estaba aburrida en su trabajo, a otra no le otorgaron un puesto en una universidad por unas fotos de pirata. Esto, como bien marca el periodista Jeffrey Rosen, lleva no solo a una amenaza a la privacidad sino también una amenaza existencial: no somos los dueños últimos de nuestras identidades pues sin olvido, las personas no pueden evolucionar y reinventarse: Nuestras peores acciones pueden saberse por cualquier persona que existe y que existirá.

¿Qué hacer en un mundo que nunca olvida? ¿Existe posibilidad de perdón y de aprender de nuestros errores? Rosen es en principio pesimista pero para encontrar vías de acción concretas, se contacta con varios abogados. Uno de ellos Michael Fertik, es el fundador de la firma  “Reputation Defender” que se ocupa de limpiar la imagen online de sus clientes basándose en que  “El derecho a un nuevo comienzo y el derecho a la identidad propia han estado siempre entre los más bellos ideales americanos” (trad. Mía como todas las que aparecen). Pero esto según el autor de la nota no alcanzará pues en un futuro no muy lejano los buscadores de imágenes se combinarán con búsquedas en las redes sociales, permitiendo al usuario identificar a cualquier persona que se cruce con solo tomar una foto y buscarla en Internet.

Otro de los abogados, Jonathan Zittrain, quien enseña “cyberlaw” en Harvard, propone la idea de una “bancarrota de la reputación” para prohibirle a los sitios de Internet retener información luego de 10 años. Todas estas consultas parecen haber sido en vano porque en general “los jueces americanos sostienen que si alguien hace público algo frente a un grupo de personas, no se puede detener a estas si desean compartir esa información con el resto del mundo”.

Buscando por otro lado, el periodista plantea que las aplicaciones de los sitios propongan una fecha de expiración de la información, algo que ya están haciendo Google y otras aplicaciones pero que tiene mucho camino por recorrer.

El aspecto que más me interesa es el acierto en señalar la imposibilidad de olvido que genera esta tecnología. En la nota se dice Wiktor Mayer-Schönberger en “Delete” citó el cuento de Borges “Funes el memorioso”  quien al recordar todo lo que veía estaba imposibilitado de progresar y de pensar pues “pensar es olvidar diferencias”(Borges, 1996: 490). Complementando esta visión podemos leer en “las ciudades invisibles” (Minotauro, 1984) de Italo Calvino el gran relato de la ciudad de Zora:

“Zora tiene la propiedad de permanece en la ciudad punto por punto, en la sucesión de calles.. aunque sin mostrar en ellas hermosuras o rarezas particulares…Esta ciudad que no se borra de la mente es como una armazón o una retícula en cuyas casillas uno puede disponer las cosas que quiere recordar…” (1984: 26)

Si bien es cierto que Internet permite la introducción de novedades constantemente, es un espacio que no permite la evolución de sus miembros/internautas, pues es imposible “dar vuelta la página”, aprender, construir conceptos, y sobre todo construir una biografía. En Internet no hay posibilidad de cambio. Esto no significa que no hay posibilidad de novedades, sino que cualquier introducción de algo nuevo es irreversible e impredecible. Suena algo arendtiano el planteo y puede ser inexacto, pero sin entrar en una comparación profunda entre la acción y la “ciber-acción”, creo que es útil: cuando uno introduce algo nuevo a la web no es dueño último del sentido de sus actos, pero esto no genera una mejora en la vida en común, no hace política desde una perspectiva arendtiana. El debate acerca de si es política es imposible para este espacio, lo que quiero destacar es que toda acción en la web es irreversible ya que estamos eternamente atados a lo que hicimos “semejantes al aprendiz de brujo que carecía de la fórmula para romper hechizos” (Arendt, 1995: 106).

En resumen: la web 2.0 parece atarnos una piedra de tamaño creciente, imposibilitándonos todo nuevo comienzo, imposibilitando también que escribamos nuestra propia historia. Rosen concluye criticando a Zuckerberg que dice que Facebook “Refleja las actuales normas sociales que favorecen la exposición sobre la privacidad” pues eso va en contra de sus usuarios que están más interesados en proteger su privacidad que en ventilarla. Por mi parte, me pregunto: por tener influencia más allá de la pantalla ¿Facebook no creará nuevas normas sociales? Dejo abierta la cuestión. La segunda crítica de Rosen se dirige al CEO de Google, quien dijo que una persona debe vivir con las consecuencias de lo que publica en Internet sin que parecieran importarle todas las críticas ni todos los problemas que esto acarrea. Esta necesidad de un nuevo comienzo, que es una de las propuestas centrales del artículo, puede venir impulsada por nuevas normas sociales, como pedir que no publiquen determinadas cosas con el objetivo de lograr así una reconquista de la privacidad, necesaria para cultivar otros aspectos de la personalidad. No estoy proponiendo una recuperación de la teoría de los roles, pues a través de Internet los distintos planos de nuestra vida tienden a converger en una única dimensión. Solo que como dice el periodista una persona no es peor ni menos apta para un trabajo por haber salido una noche con amigos. Tenemos que desarrollar nuevas maneras que no sean solo virtuales para relacionarnos, nuevas maneras de definirnos sin que nos importen los tags de una foto. Sugiero esto porque Internet no va a desaparecer como la Zora de Calvino, los que tenemos que cambiar somos nosotros en nuestra manera de usarla para aprovechar mejor las posibilidades que nos brinda e integrarlos para un mejor funcionamiento de la sociedad.

Bibliografía citada

Arendt (1995) “De la historia a la acción” Barcelona: Paidós
Borges (1996) Obras Completas. Buenos Aires: Emecé
Calvino (1984) Las ciudades invisibles. Buenos Aires Minotauro.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Facebook ¿Estado o religión?


    Estas líneas llegan tal vez un poco atrasadas, porque como sabemos todos la red social en boga hoy día en argentina es twitter, pero como tenía unas notas previas sobre el tema y al ver hoy una nota hoy acá en la que Greenpeace exige a Facebook que no utilice carbón para funcionar, me pareció interesante retomar el tema y cuestionar esta separación entre lo virtual y lo real.
    Ahora bien esto no quiere decir que esta desmitificación sirva para plantear una identidad entre ambos planos y que podamos trasladar conceptos de un plano a otro. Este movimiento conceptual acrítico es el que esta presente en el artículo “el futuro es otro país"” de la revista The economist disponible acá . En el artículo  que comenta  la charla entre el premier inglés Cameron y el fundador de Facebook Mark Zuckerberg acerca de posibles salidas a la crisis financiera, leemos (traducciones mías):

"Muchos observadores de la web detectaron rasgos propios de país (country-like features) en Facebook “ es un método que permite a la gente juntarse y controlar su propio destino como en un Estado” dijo David Post…"
…Lawrence Lessig notó que las comunidades online trascendieron los límites de los Estados convencionales- y predijo que sus miembros encontraran difícil mantenerse neutrales en este espacio internacional
Como todo político bien intencionado, Facebook comete errores… Si Zuckerberg alcanza su meta de crear la utilidad social favorita en el mundo, tal vez necesitaría algo más formal, como una constitución…. La experiencia muestra que las redes que rechazan gobierno pagan un precio”
        Si bien en el artículo se marcan algunas diferencias con un Estado tradicional (territorio, policía) y se remarca la inmaterialidad del sitio, la sola sugerencia de una constitución para un negocio privado logró que esbozara una sonrisa. Si bien hay iniciativas sociales en Facebook como los distintos grupos que se forman, la efectividad de estos se encuentra limitada a su actividad en la realidad “real”. Ya lo había anticipado Marx: las relaciones sociales necesitan desarrollarse en una materialidad que las posibilita a la vez que las limita. Ninguna de las redes sociales ni Internet son un espacio de discusión de lo público, de lo común, pues esta solo se da en mecanismos de participación efectiva sobre las decisiones de la comunidad. En resumen: la política no puede desarrollarse en una computadora ni en un servidor. Esto no significa que no significa que no puedan actuar como canales de transmisión de decisiones y aumentar el acceso a la información. Ese aspecto positivo es lo que no aparece en el segundo articulo que leí y está disponible acá . El autor nos dice:
“Facebook, la religión pagana que asegura la eterna juventud”
“Facebook es la promesa de tener siempre 20 años.”
Facebook explota el fondo cristiano de Occidente, es decir, la exigencia … de tener fe en un mundo en el que todos seríamos hermanos, felices, compasivos y unidos..”
“De ahí esa confesión permanente y total en la página de inicio y en el perfil individual…”
¿Pero cuál es el dios de Facebook? No hay ninguno, es una religión sin trascendencia , la religión hueca de la voluntad de distinción y de seducción. Es una entronización de la marca , donde el individuo pasa a ser un producto que calcula su popularidad por el número de comentarios que suscita…”
            El aspecto que me interesa rescatar de la nota es el concepto religioso mencionado también en la nota anterior donde se asociaba a la red con la iglesia católica. Pero para mí, Facebook re-liga en el sentido etimológico del término, es decir vuelve a juntar a individuos que pasan horas solos frente a sus computadoras y que tienen un rato libre deciden ver averiguar que están haciendo sus amigos que también pasan la mayor parte de su tiempo solos. Esto vale para los blogs: mientras escribo estoy solo frente a la pantalla.  Pero a diferencia del autor creo que si hay Dios en Facebook: la red misma representada para cada usuario por su perfil al que como bien dice el autor le confesamos todas nuestras actividades a diario, en una suerte de ejercicio de “poder pastoral” concepto creado por Foucault, a diferencia que ya no tenemos una obligación de confesarnos, sino que nos somentemos voluntariamente a ser siervos de la red. 
             Si bien es cierto, que por la red circulan cosas infantiles (el facebutt de Capusotto es impecable al respecto) muchas veces Facebook puede hacer circular ofertas laborales, podemos compartir notas de opinión, podemos ser invitados a eventos culturales, etc. En fin no es solo una ilusión de una eterna juventud, sino que también puede ser usado como herramienta laboral. Hay otros aspectos positivos, que no profundizaremos: organizar movilizaciones, reencontrarse con gente, etc.
           Me interesa ser claro en lo que no estoy de acuerdo: la unidimensionalidad respecto de la conceptualización de las redes. En dos palabras, respecto de Facebook no puede estar todo bien como en la primera nota en que se celebra el crecimiento de la red sin problematizar los conceptos que usa, ni todo mal como en la segunda. En lo personal puedo decir que soy usuario de las redes sociales y lo seguiré siendo porque me brindan herramientas interesantes, pero trato ser dependiente de las mismas para todo, de juntarme y de hablar con mis amigos cara a cara. Respecto de la pregunta del título no me interesa dar una respuesta última a la misma, solo cuestionar la validez del dualismo virtual-real respecto de las redes sociales: tienen efectos en la realidad y Greenpeace hace bien en reclamarle a la empresa que no contamine. Además las redes tienen un efecto sobre la vida personal real: Recién logré hacerme de un artículo “the web means the end of forgetting”  en el que se cita el caso de una mujer que por unas fotos publicadas perdió un trabajo. Lo voy a leer y si me da para seguir con el tema haré un nuevo post, porque al respecto parece haber mucha tela para cortar…